domingo, 26 de octubre de 2008

Un Epitafio

Quédate, si lo deseas, o sigue tu camino.
La Noche se acerca,
y refugio debes encontrar.
Nunca suspiro, ni me ruborizo;
Nunca la tribulación adorna mi frente.
Nunca me lamento al pensar
si Dios al crearme sintió pesar.
Aquí, todas las fiebres yacen bajo
el mismo bálsamo,
Y rodeado de aquel antiguo mal, duermo.
Mis sueños ya no tienen sonido.

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